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Sunday, December 5, 2010

Buscando la piedra angular en las arenas movedizas de Cancún.

¿Qué esperanzas traes en tu corazón a Cancún? La cara de Carlos, joven de 20 años, que había llegado en una caravana desde Hidalgo, con 200 campesinos más, esbozó una sonrisa más allá de lógica y cálculo. Su cara bronceada, de un perfil fino y tez tallada como un dios maya. Llegaron con hambre después de tres días de viaje. Su voz, llena de ese coraje que rompe toda parálisis, me empezó a dibujar un cuadro de terror donde las huellas del progreso destruyen todo a su paso. (Video de entrevista mas adelante)
Su comunidad vive alrededor de la zona del Mezquital (http://www.sipse.com/noticias/78408-afecta-campesinos-hidalgo-presa-aguas-residuales.html), donde un gran porcentaje de las aguas residuales, sin trato, de la ciudad de México son capturadas y otro gran porcentaje de los desperdicios de la Refinería de San Miguel. El agua la utilizamos para el cultivo por lo que todas las sustancias tóxicas las injerimos en nuestra dieta alimenticia. Además de que muchos estamos enfermos, la hidroeléctrica puede e inunda nuestros terrenos a su conveniencia ya que ellos tienes todo control de nivel y suministración de agua.
Miles, y miles de caras llegan esbozando la misma sonrisa. La muerte anunciada de la Cumbre del Cambio Climático aquí en Cancún me ha dejado vivir en una esquizofrenia. A cuarenta kilómetros se decide y se negocia nuestra sobrevivencia, enmarcada en una lógica cuyo discurso es el de la ganancia y desinterés por el bienestar de Pacha Mamá.
Aquí, entre los espacios de la Vía Campesina y el Espacio Mexicano, el mar de una humanidad se sigue desembocando. El discurso es diferente. Esta marcado por un historial de sufrimiento y, más aún, por el hambre de lucha y solidaridad forjada por el diálogo y compartir de memorias profundas donde nuestros pies les crecen raíces y revelan nuestra interdependencia con el presente y futuro de nuestro planeta.
Hay algo claro. Necesitamos unirnos en nuestras diferencias. No podemos perder de mira nuestros objetivos, que son comunes, y aunque nuestras tácticas de lucha son diferentes, podemos enlazar nuestros corazones, compartir lo que hemos ido aprendiendo de nuestra resistencia y seguir creando y respetando los espacios de vida. Hoy necesitamos conspirar para que todos respiren la libertad.
Es necesario romper el cerco de retenes militares, de ideas erróneas y desinformadas, de un capitalismo embalado, antivida y deshumanizante. ¿Cómo podemos darle escucha a las voces de los pueblos, demandando la justicia que por tanto tiempo ha sido negada? ¿Cómo podemos llevar nuestras demandas a los que se sientan en las mesas de poder en el Moon Palace?
Al terminar de platicar con Carlos, me fije en sus ojos, una luz penetrante, intensa me interpelaba: caminemos juntos. Con todos todo se puede.

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