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Thursday, December 2, 2010

A Cancun, pues la lucha sigue y el pueblo por esa lucha vive

Nos enfrentamos a una encrucijada fundamental en la historia de la humanidad, en el proceso de luchas que nos encaminen a encontrar y construir la zapata fundamental para enfrentar el reto del calentamiento global y así detener el cambio climático. La nueva ronda de negociaciones sobre el cambio climático en Cancún será el escenario de lucha donde hemos de convergir miles y miles de voces de los pueblos, donde hemos de exigir que sin lugar a dudas los lineamientos esbozados por nuestros diálogos, debates y discusiones en la Cumbre de los pueblos por los Derechos de la Madre Tierra y el Cambio Climático, plasmados en un edicto del pueblo, sean adoptados como modelo de trabajo en esta ronda de discusiones entre las naciones en la cumber, ya que refleja principios que son fundamentales en la posibilidad de lidiar efectivamente con el calentamiento global con una base de justicia ecológica y verdadera solidaridad entre los pueblos.
Pero para poder hacer real esta gestión es necesario ir fundamentalmente preparados y guiados a Cancún con principios claros de acción y de visión que nos permita trabajar y mover la agenda en beneficio de los pueblos y de la tierra misma.
Aquí sugerimos un contexto que sirve para dar guía y visión a esta responsabilidad histórica que deben asumir todos lo que asistamos a Cancún. Primero: el documento de trabajo que se adopte en Cancún tiene que estar centrado en que derechos de la Madre Tierra sean acatados y centrales en los procesos de deliberación y de acción para enfrentar el calentamiento global y cambio climático. Las visiones, experiencias, filosofías de vida de los pueblos originarios-aborígenes juegan un papel primordial por sus históricas defensas de la Madre-Tierra y su cosmología de ser humano-madre tierra.
Segundo: es claro que la permanencia del sistema capitalista es incompatible con crear, imaginar, implementar alternativas y medidas que lidien efectivamente con el calentamiento global y eliminación de los problemas ambientales que enfrentamos en un contexto de justicia ecológica. Nuestros objetivos y principios hacia Cancún deben dirigirse a crear, alimentar, apoyar procesos que persigan restaurar la esencia amorosa, solidaria de la humanidad y su relación con la naturaleza de la cual ha sido separada por un sistema económico que se centra en la desigualdad, el despilfarro, la violencia física, espiritual y emocional de la mayoría para garantizar la acumulación y concentración de la riqueza en una minoría globalizada.
A Cancún hay que ir exigiendo que se incluya una perspectiva de justicia ecológica que tenga un componente fundamental de responsabilidad histórica. Los países “desarrollados” del mundo, los imperialistas, los colonizadores, tienen que pagar una deuda ecológica climática al resto de la humanidad. Sumar esta deuda a la deuda y las reparaciones sobre la esclavitud y el saqueo de los recursos a que la gran mayoría de los países del llamado “Tercer Mundo” fueron sometidos. Debe ser un mandato inapelable que todas las emisiones de gases de invernadero no relacionadas con las de proveer salud, educación, vivienda, alimentación saludable y gratuita a las comunidades deben ser eliminadas. Medidas extraordinarias e inmediatas de eliminación de automóviles y de la industria de transporte por ruedas deben ser implementadas a escala global. La reducción de las emisiones de gases invernaderos debe requerir la inmediata eliminación y control de la industria militar, que hoy por hoy consume más combustible y genera más emisiones de gases de invernadero que todas las otras fuentes de emisión de los seres humanos.
A Cancún hay que traer una visión de desarrollo que tenga como pilares la soberanía alimenticia, la unidad en la diversidad, la integración de visiones locales, a regionales, a nacionales y globales en un proceso que sea fértil para defender, multiplicar, ejemplos de desarrollos alternativos que ya ocurren en todo el mundo.
A Cancún hay que traer un entendimiento de que el complejo industrial-militar-justicia-policial es una de las principales estructuras generadoras de violencia social, utilizadas para imponer y sostener las desigualdades generadas por el sistema económico capitalista. Pues no solamente es imprescindible que se eliminen drásticamente las emisiones de gases invernaderos de este sector del capitalismo pero que se elimine la misma, pues el complejo industrial-militar-justicia-policial, se chupa, se apropia de valiosos recursos naturales que son utilizados para destruir vida, no para crearla y preservarla y es pues contrario a la relación Ser Humano-Madre-Tierra que debe ser el horizonte de nuestra transformación en nuevos seres humanos.
En Cancún debemos afirmar el compromiso de recuperar, redescubrir y defender las visiones, luchas, alternativas transformadoras que se forjan y que nacen día a día a la lumbre de las resistencias y gestos liberadores de nuestros pueblos, no solo contra el cambio climático sino por la soberanía alimenticia, contra la explotación y saqueo de recursos naturales, la defensa del agua, bosques, la preservación de culturas, visiones, modos de vivir, como claramente dicen los zapatistas, la creación de un mundo donde caben varios mundos.
Bajo ninguna manera y circunstancia la justicia climática o la justicia ambiental es compatible con el crecimiento económico capitalista. Esta visión de capitalismo verde es incompatible con justicia porque el capitalismo se sostiene en la desigualdad y la injusticia. Y queremos enfatizar que este virus del capitalismo verde infecta a la gran mayoría de los grupos ambientalistas de EEUU, que carecen de una visión y análisis radical en el entendimiento de la justicia ambiental.
A Cancún traemos el entendimiento de que esta crisis es una oportunidad de creación, de transformación y que nuestros pueblos, comunidades con una rica historias de luchas y resistencias, son voces que exigen y toman acciones concretas de lucha, esas voces de los sagrados guerreros de los pueblos originarios a lo largo y ancho de las Américas, que lucharon para defenderse contra los colonizadores, las voces de los negros esclavos que se rebelaron contra el colonizadores esclavistas creando reinos de libertad: los palenques, el reino de Palmares, las mismas voces que exigen el fin del racismo, y la opresión y persecución de las hermanas y hermanos latinoamericanos en tierras gringas, las mismas voces que exigen y luchan por el fin del colonialismo en lo que hoy conocemos como América, pero no ese nombre hurtado por los EEUU, sino la multiplicidad de pueblos, con sus historias, con sus sueños, con sus certezas, con sus proyectos de liberación al que José Martí llamó Nuestra América, a esas voces que exigen el fin del colonialismo. Es en ese espacio de esperanza y de re-encuentro, y de dirección, que las muchas esencias y saberes fueron perseguidos y se trataron de eliminar, borrar; pero somos pueblos de resistencia, de lucha y de crear y recrear espacios de liberación y de creación que tienen como objetivos crear y eliminar las consecuencias de la colonización y del imperialismo en nuestras patrias, de las que el calentamiento global es un síntoma más, amenazante, avasallante. Pero, esta lucha no puede limitarse solo a la lucha por el ambiente sino esencialmente a la eliminación de toda forma de violencia engendrada por el capitalismo, la destrucción de los recursos naturales y los consecuentes impactos sobre la mayoría de la humanidad pobre, que sufre las mal llamadas calamidades ambientales y que no es más que la otra cara de la moneda de la violencia institucional reflejada en el racismo, el sexismo, la homofobia, entre muchos otros ejemplos. Es así que esta lucha contra el calentamiento global tiene que ser asumida en un contexto amplio de justicia y de eliminación total de toda clase de violencia para que pueda ser verdaderamente transformadora y totalmente liberadora de nuestros pueblos. A Cancún, pues la lucha sigue y el pueblo por esa lucha vive.
(Por Juan C. Ruiz y Carlos Rafael Alicea que son integrantes de movimientos de justicia ambiental en el Sur del Bronx, NY)


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